Juvenil: AR. Poble Nou 0 – Sitges 22

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Es casi misión imposible estar “a tope” el sábado por la noche y el domingo por la mañana; difícil tarea pues para el equipo, que tenía un privado del Pachá reservado el sábado por la noche para celebrar los 18 añitos de Seby y de seguido, domingo mañana, partido contra Poble Nou de liga. Sospechosamente nuestro Seby vió una roja la semana pasada, con lo cual sería protagonista en la fiesta y luego podría dormir a pierna suelta cumpliendo la sanción correspondiente… un rumor deslizaba una estrategia de Seby a lo Mouriño, provocando la tarjeta para poder estar dándolo todo en Pachá. La convocatoria además andaba más que justa, 16 espartanos disponibles. El jueves nos despedimos del entreno con una consigna en plan conjuro; pase lo que pase el sábado por la noche, todos a las 10 en el campo. Ya el domingo a primera hora recibe Edu un telefonazo en toda regla; Carlos lesionado, según él, “haciendo el gilipollas” (no preguntamos más). Ya somos 15 y todavía no sabemos como habrá sonado la música en Pachá bajo el reinado de Bacardí, Absolut y compañía… ya a las 10:30 suena el teléfono, es Edu, respiro hondo y descuelgo; “sobreviven todos con mejor o peor suerte”. Pope es el último en llegar y arrancan destino Barcelona, cabezadita de por medio.
SITGES: Gio, Beteta, Pope, Toro, Armand, Simón, Chichi, Alberto, Quique, Pablo, Chepa, Martí, Rudy, Jan, Ander. En el banquillo José Gala, Jaume Andreu, la novia de Armand, Ramón, Maxi, Edu y Pedro (no entraron por diferentes motivos, justificados todos).
La alineación era del tipo se admite ballena como animal de compañía, es decir, numerosos cambios de puesto entre los jugadores que exigían máxima comprensión y ayuda entre ellos. Cual fieras calmadas por la música (del Pachá por supuesto) apenas ningún comentario en el vestuario, buena señal.
Señaliza el árbitro el inicio y enlazamos un ataque con premio, ensayo casi en el primer minuto y el 0 a 7 que sube al marcador. A partir de aquí música machacona; chocamos y chocamos, perdemos antes o después la posesión y a defendernos del ataque de sus delanteros. Juego muy trabado y sin ritmo, aunque jugamos con solidaridad en medio de un extraño silencio colectivo.
Litros y litros de agua al descanso, la pide la resaca.
La segunda parte ha sido algo mejor por nuestra parte, ocupando campo contrario y dándole algo más de ritmo merced a un mayor dinamismo en el juego; tres marcas han goteado durante este período y nos han permitido terminar el match dominando 0 a 22.
Flashes: Gio corre cual gacela hacia el banderín (en una zona del campo cuesta abajo); Beteta gana metros por el pasillo de la touch; Pope se toca el cuello antes de cada melé; Armand corre con el balón por la banda; Toro choca y choca, como bailando; Simón corriendo que es gerundio; Alberto chuta a palos (que sí); Chichi trabaja, también aquí; Quique dirige; Pablo también; Chepa se acerca a los delanteros; Martí se mira la bota derecha; a Jan le dan algún muerto; Rudy recibe y corre; Ander da pinceladas.
Litros y litros de agua, la pide la resaca. Ducha, que la pide el cuerpo.
No ha sido un gran partido, pero seguramente ha sido el mejor partido que se podía hacer dadas las circunstancias; el equipo ha jugado serio y desde el silencio, respetándose y ayudándose. Vendrán días mejores si trabajamos convencidos de ello, felicidades a todos.
En el tercer tiempo ecos de la noche; algo de una espuma de afeitar que se come pensando en que es nata, algo de una camarera que miraba a Guasch y le traía tabaco (normalmente las camareras miran a los clientes y les traen tabaco si se lo piden Joan), algo de chicas, algo de alcohol, algo de déjame tocar por aquí… en fin, nada que se pueda contar con pelos y señales que luego todo se sabe… Giovani ya no puede más y ordena: ¡¡¡“vamos ya a por el cerdo”!!!. Y eso, de vuelta a Sitges a por el cerdo que esperaba en las brasas, hoy día del club y a seguir la fiesta.
Nos vemos el martes, TODOS. Traer dinero y venir merendados, que estamos en crisis o eso se dice por ahí.
Ventana virtual: son las 3 y media de un domingo cualquiera, alguien duerme. Duerme profundamente.