Jugábamos contra el lÃder de la liga en su casa, un equipo que hace un par de meses nos metió una dolorosa paliza, asà que Ãbamos con un poco de ganas de revancha. TenÃamos un equipo más competitivo que la última vez y querÃamos demostrarlo en el campo y llevar nosotros la iniciativa del juego.
Entramos al vestuario y no habÃa mucha tensión ni cabezas pensando en el partido, la entrada en calor fue de menos a más pero tampoco fue muy satisfactoria y asÃ, un poco “frÃosâ€, entramos al partido guiados por nuestro capitán Pablo Moleti, que volvÃa a jugar después de una larga lesión. ¡Enhorabuena Pablo!
El inicio del partido nos sorprendió a todos ya que hicimos unos excelentes 10 minutos en el que encerramos al rival en sus 22, pero sin ningún fruto. Nuestro mayor poderÃo se concentraba en la tercera lÃnea y el diez y los dos centros, pero ninguno estaba por la labor de jugar asà que no pudimos hacer mucho. Después de estos 10 minutos, el partido fue una dictadura del CEU que jugó como quiso y ensayó a placer.
El partido nos deja dos lecciones: la primera es que sabemos jugar (pero tenemos que querer jugar) y la segunda es que la única forma en la que se puede jugar a este deporte es con ganas de placar.
Para terminar la crónica, solo decirles que reflexionen sobre lo que los entrenadores les dijeron en el entretiempo acerca de jugar con el corazón y tener orgullo. Nada más, cada uno de los jugadores que entraron al campo de juego saben a lo que nos referimos.
Bebo y Fede